De mi anterior blog:
Hoy es 13 de octubre, es el cumpleaños de Ana, mi esposa y también el de Elvira Roda, conocida como La chica Burbuja de Valencia.
En la Navidad de 2010 envié un correo a su familia, ofreciéndome como fotógrafo, por si consideraban que mis fotografías podian ayudar a Elvira a recaudar fondos. Tras dos meses de silencio, tengo la primera respuesta por parte de su madre, la cual también se llama Elvira. Me agradece mi ofrecimiento, pero Elvira está muy débil y esto de hacerse fotos, como que no va con ella.
Yo lanzaba un mensaje por internet: ¿Alguien la ha conocido en persona?, ¿alguién sabe de alguien que la haya conocido en persona?. Estas dudas me costaron el calificativo de mi amiga Gracia Salinas, persona por la cual conocí de la existencia de Elvira. Gracia me dijo: Eres como Santotomás. Yo estaba en el instituto y pregunté a la sabiduría del claustro, ¿por qué se conoce a Santo Tomás? a lo que me contestaron, «si no lo veo, no lo creo».
El 12 de abril de 2011, estoy impartiendo una clase de Photoshop en el instituto y a mitad de la clase, vibra el teléfono. Es ella, es Elvira. Pido permiso a mis alumnos para atenderla y contesto, esperando y deseando que fuese ella de verdad.
Tras una breve conversación me dice que a ella eso de salir en una foto, no le gusta, no quiere ser una chica enferma que dé lástima. Que otros fotógrafos ya me han pedido esto, otros medios de comunicación, etc. Siempre me niego, dice, pero a tí te dejo que me hagas fotos. Quedamos en llamarnos cuando ella tuviese fuerzas. Ese mismo día, cerrando «OPTICA BENIMAMET» a las 20:00h, me llamó y tras una ducha sin jabones, cogí la moto y me planté en la puerta de su casa, en la playa de la Patacona, Alboraya – Valencia.
Hablamos de noche en la playa, manteniendo una distancia de dos metros, no puedes tocar, besar, ni abrazar, me avisa. Tienes que buscar que el aire del mar, te de siempre en la cara, para que se lleve tus moléculas y tus perfumes. Conmigo, el tiempo es oro, aprovéchalo Toni, no desperdicies un solo segundo, no se lo que voy a aguantar.
¿Y si te caes?¿Y si te desmayas? No me toques, ya me levantaré, me dijo. Tras estas palabras empecé a ser consciente de lo dura que es su vida, nadie la puede tocar y ella no puede tocar a ningún ser querido.
Cuando me indica que ya hemos hablado mucho, que se siente muy cansada, le hago la pregunta: ¿Te molesta si te hago alguna foto?, tengo en la mochila mi cámara. Ella accede, con timidez, pues la estética la dejó atrás hace muchos años.
No uses flash, que padezco una terrible fotofobia. Así que noche cerrada, no hay flash, a orillas del mar, ¿qué podemos hacer?
Ponte ahí, debajo de la farola. El resto lo cuenta la foto de Elvira Roda. Es un fiel reflejo de la oscuridad y la soledad que sufre todos los días, según me expresa su madre.
En cuanto proceso la foto y veo la maravilla que es, la imprimo, la meto en un blister de plástico y se la llevo, depositándola en el buzón de correos. El mejor premio es: Que a Elvira le gustó mucho la foto y me dijo, pase lo que pase y tanto si me puedes hacer más fotos o ya no puedo seguir, a partir de ahora eres mi fotógrafo.