El mundo del espectáculo me encanta, es maravilloso. Moverme con mi cámara entre bambalinas, por el backstage, es una experiencia única.
El sudor de los artistas, los brillos que se producen por la purpurina, el maquillaje, los trajes y vestidos de colores.
Cuando digo que soy el fotógrafo de un espectáculo musical, me siento muy agradecido a todos los que participan en él. Desde los cantantes y bailarines, hasta los técnicos de sonido y luces. Todos se ponen delante de mi objetivo y de todos quiero obtener la mejor fotografía.